
El plátano de sombra crece rápido, fuerte y proporciona una sombra tan agradecida que le acompaña a su nombre común (plátano de sombra), por eso los urbanistas y concejales abusan de él. Y es el causante de esta alergia insoportable que me hace recordar que, después de todo, la primavera no es tan maravillosa como me parece en pleno invierno.
Ayer paseando por el Retiro, a lo largo de uno de los caminos que te devuelven al paseo de coches, lleno de plátanos en pleno proceso de polinización (no por masoquismo, sino por necesidad de ver La Rosaleda), en rigurosa fila india había un regero de montones de hojas y flores caidas. Estaban ordenándolos para luego recogerlos dos operarios del parque, y recordé las largas horas que le eché esta semana a recoger las hojas caidas de los robles durante todo el invierno (es un mito que las hojas se caen en otoño, lo juro) y de lo engañada que me tenía la literatura romántica con respecto a los cuidados que requiere un jardín.
En esas novelas inglesas en la que la protagonista siembra con amor Petunias y te la imaginas de rodillas sobre una mullida moqueta de musgo, con bonitos guantes floreados y herramientas casi de juguete, nunca te cuentan que paga cada mes a un par de maromos que le hacen el trabajo sucio... o que posee callos en manos y rodillas...
mmmmmmm... voy a ver que se cuentan la páginas amarillas.
Ayer paseando por el Retiro, a lo largo de uno de los caminos que te devuelven al paseo de coches, lleno de plátanos en pleno proceso de polinización (no por masoquismo, sino por necesidad de ver La Rosaleda), en rigurosa fila india había un regero de montones de hojas y flores caidas. Estaban ordenándolos para luego recogerlos dos operarios del parque, y recordé las largas horas que le eché esta semana a recoger las hojas caidas de los robles durante todo el invierno (es un mito que las hojas se caen en otoño, lo juro) y de lo engañada que me tenía la literatura romántica con respecto a los cuidados que requiere un jardín.
En esas novelas inglesas en la que la protagonista siembra con amor Petunias y te la imaginas de rodillas sobre una mullida moqueta de musgo, con bonitos guantes floreados y herramientas casi de juguete, nunca te cuentan que paga cada mes a un par de maromos que le hacen el trabajo sucio... o que posee callos en manos y rodillas...
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