martes, 20 de julio de 2010

MADROÑO (arbutus unedo)

Hasta hace pocos años pensaba que en Madrid no existían madroños, o sólo el del escudo del municipio y el de la estatua de la Puerta del Sol. No se porqué una de esas leyendas urbanas falsas calaron en mi sin plantearme si realmente era cierto. Y yo contribuí a difundirla alegremente. - Cuando comencé a pasear por el Retiro "de otra manera", caí en que mi error no podía ser mayor... No se si se pueden contar por miles, pero cientos seguro. - No hay peor ciego que el que no quiere ver, se dice, pero yo creo, que no hay peor ciego que el que sólo ve por boca de otros.

martes, 22 de junio de 2010

HORTENSIA (hydrangea)

Hortensia o la envidia floral.

jueves, 10 de junio de 2010

ROMERO (rosmarinus officinalis)

Como está muy entrada la primavera, los arbustos de romero que tengo en un espacio del jardín con plantas autóctonas y hierbas aromáticas (esto es, voy a plantar algo que resista el frío de cojones y el calor de te torras, sin que me de un infarto si llega el momento de su defunción) están en su segunda floración, dentro de su rústica belleza y el aroma que desprende al frotarla, no sé porqué se abren en exceso sus ramas.

Leo en la Wiki que en el lenguaje de las flores el romero es símbolo de buena fe y franqueza.
Fe, lo que se dice fe, según en que cosas, la perdí hace tiempo, aunque curiosamente siempre procuro tener buena fe con el prójimo, no vaya a ser que me caigan las 7 plagas... y si...
La buena fe me la presupongo y si nos soy franca conmigo misma... ¡coño, pues apaga y vamonos! (si encuentro el interruptor, claro).

lunes, 7 de junio de 2010

HIEDRA (hedera helix)

Me encantaría acompañar las entradas con una canción... pero no tengo ni repajolera idea de como se pone música en este sitio, digamos que no encuentro el enchufe para el cassette. Es uno de los pequeños inconvenientes de esta soledad (que tiene pocos la verdad), no puedo preguntar a nadie. Y tampoco lo haré en el exterior, al otro lado del seto, puesto que tener invitados es una delicia, pero permanecer aquí entre los arbustos sin que nadie descubra que las entradas pueden sufrir variaciones meses después, es un privilegio que me va a costar perder. Así es que, sólo queda adaptarse al medio.

...ahora que lo pienso, esto de escribir para una misma es un placer, pero el día que empiece a hacerme preguntas en voz alta del tipo "tengo que podar la hiedra, ¿sabes donde está el enchufe?", me plantearé desaparecer... no vaya a ser que luego me responda.

sábado, 29 de mayo de 2010

FRESA (fragaria)



Me gustan estos días de primavera frescos, en los que algunas con 18º C han decidido que es hora de despelotarse, y las veo por la calle con los brazos cruzados evitando el "fresquito" de la mañana, mientras yo voy tan agusto con mi chaquetita de punto (quizá ya deba decir rebeca) y el chaleco térmico bajo la cazadora de la moto. Claro, que también odio este y todos los días de primavera, que después de tanto desearlos en el crudo invierno, vienen y me producen un malestar general tal que hace decidirme por el verano como única estación soportable.

Todavía no hay fresas, pero la cosecha de este año será grande viendo la gran cantidad de flores que ya hay. Llegaremos lo menos a 25 gramos...
Las fresas silvestres de la foto, me las trajeron del monte, se encontraban bajo unos pinos y su sabor, me dijeron, era extremadamente dulce. Hoy al abrigo de las rocas y bajo los robles, que son mi orgullo y mi penitencia, son como las galletas chinas de las pelis o los bombones de Forrest, no sabes lo que te va a tocar, unas son amargas y otras ZAS te sorprenden con sabor a chicle de la infancia.
En otro lugar en una jardinera a pleno sol, tengo fresones, estás vinieron en maceta y su sabor es infinitamente mejor si lo pruebas en el momento exacto de arrancarla de la mata, porque si se deja para luego, ya no será lo mismo, perderá frescura, perderá toda su gracia y resultará insulsa.
Siempre valoré la espontaneidad y naturalidad como la mejor de las virtudes... Por supuesto, es algo de lo que carezco.

viernes, 7 de mayo de 2010

PLÁTANO (platanus hispanica)



El plátano de sombra crece rápido, fuerte y proporciona una sombra tan agradecida que le acompaña a su nombre común (plátano de sombra), por eso los urbanistas y concejales abusan de él. Y es el causante de esta alergia insoportable que me hace recordar que, después de todo, la primavera no es tan maravillosa como me parece en pleno invierno.

Ayer paseando por el Retiro, a lo largo de uno de los caminos que te devuelven al paseo de coches, lleno de plátanos en pleno proceso de polinización (no por masoquismo, sino por necesidad de ver La Rosaleda), en rigurosa fila india había un regero de montones de hojas y flores caidas. Estaban ordenándolos para luego recogerlos dos operarios del parque, y recordé las largas horas que le eché esta semana a recoger las hojas caidas de los robles durante todo el invierno (es un mito que las hojas se caen en otoño, lo juro) y de lo engañada que me tenía la literatura romántica con respecto a los cuidados que requiere un jardín.
En esas novelas inglesas en la que la protagonista siembra con amor Petunias y te la imaginas de rodillas sobre una mullida moqueta de musgo, con bonitos guantes floreados y herramientas casi de juguete, nunca te cuentan que paga cada mes a un par de maromos que le hacen el trabajo sucio... o que posee callos en manos y rodillas...

mmmmmmm... voy a ver que se cuentan la páginas amarillas.

viernes, 30 de abril de 2010

PRUNO (prunus cerasus / prunus triloba)



Tengo en mi jardín dos prunos, uno es un ciruelo de flor, tuvo el honor de ser lo primero que planté con infinito mimo en mi jardín, sin embargo, por su porte más bien parece que lo plantara ayer mismo. Es un ciruelo raquítico, que el año pasado dio más ciruelas de las que sus enclenques ramas pueden soportar. Para evitar su sufrimiento arranqué y tiré todas las ciruelas antes de comprobar con la última que la amargura de años anteriores se había transformado en dulzura extrema… Ahora mismo está plagado de flores, quien sabe, quizá haga mermelada y todo, al menos esta vez probaré la primera.

El otro es un cerezo o guindo (el de la foto), no sé muy bien, según la bondad del paladar del que pruebe su fruto. Este es mucho más joven que aquel y sin embargo por su porte parece que le triplica en edad. Además este tiene el privilegio de ser el único ejemplar de mi jardín con mote, es “el güito”, supongo que no hace falta explicar su procedencia…

La clave sobre su desarrollo se encuentra en el lugar que elegí para plantarlos, ambos en el mejor sitio de sendas praderas, el primero en ligera pendiente, pero con base superficial de roca granítica e infranqueable que forma el subsuelo de la parcela, y el segundo, en una pradera explanada sobre los cascotes de obra que no tuve fuerzas de llevar yo sola al vertedero, donde sus raíces juegan caprichosas entre los huecos libres que quedan entre cascotes, persianas, zapatos viejos y hasta ruedas de bicicleta (que hay que ver qué cosas tan raras que abandonan los albañiles en el transcurso de una obra).

Cuando los observo, me hacen reflexionar sobre las elecciones cruciales que hay que tomar en la vida y la importancia real de los principios.

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Cerasus

Tras horas de insomnio, me ducho y me visto sin mirarme al espejo. Desayuno café, tostadas y un recuerdo.

Trabajo y ahogo el recuerdo que intenta brotar como el agua en su nacimiento. Evito el encuentro.

De regreso, observo en el parque a una madre que mece a su hijo. Para él es sólo un juego.

A oscuras no hay latidos que dicen que sigo existiendo.

Y así me duermo.


Como pasos de un péndulo que marcan mis días, la mermelada, la fuente, el columpio, el silencio, otro capítulo. Un tormento.


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Triloba

Ignacio Pérez de la Fuente vivió con su madre hasta el mismo día que la encerró en un armario, a la espera de que la encontrara la muerte antes que nadie.

Durante veintiséis años escuchó los reproches y amarguras de la mujer que le dio la vida un día y odio todos los demás, como pago por el abandono de su padre, un ex legionario que nadie recordaba si enloqueció a consecuencia de su unión con aquella mujer, o ya antes venía tocado.
Aquel hombre dejó a Ignacio pocos recuerdos y dos jaulas, una con un canario que al poco tiempo murió dejando su columpio vacío, y otra mayor, el bajo interior de la calle Postas nº 8, la portería que desde el día que se fuera para siempre, regentó su mujer, no con escoba de palma sino con cepillo de raíces.

Cuando la tarde del 29 de Abril, Ignacio volvió de su trabajo de bedel en la tercera planta del Ministerio de la Vivienda, encontró a su madre subida a la escalera tratando de bajar la vieja maleta que se encontraba en el altillo desde el día en que su dueña entró en aquella casa del brazo de su reciente esposo. Le estaba contando, desde el peldaño más alto, su intención de regresar por unos días al pueblo para ahogar las oscuras intenciones de heredar que adivinaba en las líneas no escritas de la carta que recibió de su hermana, cuando perdió el equilibrio y cayó en mala postura.
Tras comprobar un leve latido en su cuello, Ignacio subió a la escalera, bajó la maleta y retiró la escalera para introducir en el armario a su madre. Mientras cerraba la puerta pensó que sólo pasaba una página más de uno de los libros que amenizaban las eternas horas de trabajo. Otro capítulo.

A la mañana siguiente, cuando hubo disfrutado como nunca antes del silencio de esa casa, llamó al Ministerio para avisar de su obligada ausencia, salió con la maleta y cruzó la calle para entrar en la pastelería Mallorquina a desayunar un trozo de aquella tarta de merengue y mermelada de ciruelas que se le había negado desde niño.


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Los relatos corresponden al juego de creatividad de Felizonia.
Palabras clave: Fuente, mermelada, columpio, silencio y capítulo.

viernes, 23 de abril de 2010

ROSA (¿rosae?)

¡Feliz Sant Jordi!. Muchos libros y muchas rosas a regalar.

Tengo en la mesilla cinco libros que ya no me llaman, me gritan... Yo no quiero ignorarlos, pero no tengo tiempo ni de respirar (lágrimas lastimeras de acompañamiento).

Y de las rosas... en Abril y las tengo sin podar, mañana será.

PD: Me prometo una nueva entrada cuando estén en flor.

viernes, 16 de abril de 2010

LILO (syringa vulgaris)


Ayer vi las primeras lilas de la temporada, así que mi nacimiento como blogera viene a coincidir con el inicio de la primavera. ¡Qué cursi!.

Tengo dos jardines y a ambos los he tenido abandonados durante meses, de ahora en adelante pretendo enmendar mi falta, al menos hasta que vuelva el invierno.


De uno tengo una cuarta parte en propiedad, pero únicamente yo lo cultivo y cuido. Tiene 500 m2 y se encuentra a más de 800 metros de altitud, con clima continental esto supone que en invierno se congela y en verano se quema. Evitarlo supone un reto que durante once años me ha superado irremediablemente.

Por esto nuestra relación es dispar, a veces creo que me adora, las rosas crecen con alegría (aunque las malas hierbas con mucha más), y otras me siento odiada o al menos ignorada, los tulipanes crecen hasta el momento exacto en el que parece que van a brotar las flores y entonces se quedan mustios.

Hace cinco años planté un esqueje de lilo, durante tres años le vi crecer y alcanzar un tamaño considerable sin dar ni una sola flor en primavera, “es macho” me dijeron. Así que hace un par de años fui a un vivero y compré un lilo en flor con preciosas y aromáticas flores blancas para plantarlo junto a mi machote. Lo planté y desde entonces ninguno de los dos da flores. Es una de las muchas pistas que me hacen sospechar que mi jardín me hace pedorretas, y que no tengo suerte ni con los machos, ni con las hembras… ni con los lilos.

La semana pasada lo visité después de todo el invierno, y tuve la sensación que la vegetación, los objetos y los espacios que lo conforman se giraban con desprecio a mi paso. Algo así como lo que siente CR9 en campo contrario, menos mal que yo no entiendo su idioma. ¡Qué ingratos!, ¿qué se creen?, ¿que en estos meses yo he estado en un balneario?. El próximo día les haré el gesto de Ronaldo en Almería.


De mi otro jardín, que se encuentra en medio de la ciudad, sólo poseo una parte entre varios millones de su uso y disfrute, y eso es lo que hago con él, disfrutarlo. Intento visitarlo a diario, pero este año también el invierno me lo ha impedido, que queda mucho mejor que decir que estoy hecha una vaga.

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Mi trayectoria como jardinera me hace suponer que en este nuevo jardín en el que ahora me meto, también seré irregular y arrebatada. Tampoco me perdonaría a mi misma hacer agravios comparativos.


Las lilas de la foto son del año pasado, son francesas, y huelen tan bien porque quien me las regaló supo incluir su aroma en la foto (Miriam Herrero Iñiguez). Tienen un color intenso, seguramente por crecer a la sombra de los muros blancos más preciosos que se han levantado.

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Wikipedia: Las lilas florecen en las ramas viejas, y producen más flores si no se poda. De podarse, la planta responde produciendo ramas vegetativas (chupones) de alta velocidad de crecimiento sin flores, en un intento de restaurar las ramas removidas; una lila podada produce pocas o ninguna flor por uno a cinco o más años, antes que la maduración del nuevo renoval sea suficiente para comenzar a florecer. Las lilas no podadas florecen cada año.

O de la conveniencia de no hacer caso de habladurías.